La anécdota es conocida. Tras muchos partidos entre Boris Becker y André́ Agassi, dos de las figuras más reconocidas del tenis mundial de todos los tiempos, el alemán llegaba a su casa descorazonado y le confesaba a su mujer que no entendía cómo Agassi era capaz de averiguar el punto exacto al que iba a dirigir su saque.
Las decisiones, no solo las vitales, sino las pequeñas y aparentemente intrascendentes, son lo que perfilan nuestra vida y nos llevan a donde estamos en este momento.
Lograr un equilibrio entre la intuición y el análisis no siempre resulta sencillo, y en muchas ocasiones (demasiadas) los ejecutivos prefieren recurrir a su intuición antes que animarse a explorar el ejercicio de las decisiones inteligentes.
El ego se hace presente en las decisiones de maneras muy diversas, y afectándonos en varios de los elementos de una decisión.
Transcripción de nota en LA NACIÓN
Por Sebastián Campanario
La muestra se cerró en marzo de este año y tuvo un resultado que sorprendió a muchos: consultados acerca de si preferirían que sus diputados sean reemplazados por algoritmos, la mitad de los ciudadanos europeos entrevistados contestó que sí, que estaban “ok” con que esa actividad sea realizada por inteligencia artificial. Y el porcentaje crece al 60% en la franja de personas contactadas de entre 25 y 34 años.
El dato, que figura en un informe reciente
Supply Chain Control Tower para reducir la incertidumbre operativa. Metodologías de monitoreo y optimización de operaciones distribuidas de petróleo.
En situaciones de alta incertidumbre será necesario gestionar las operaciones y tomar decisiones de una manera diferente a la acostumbrada.
En entornos de tan alta incertidumbre es menos importante proyectar tendencias y más importante ser lo suficientemente ágil y flexible como para absorber los cambios e incorporarlos rápidamente a la operatoria del negocio.
La toma de decisiones en el sector de los hidrocarburos se sostiene en una larga cronología de retos que formaron su historia. Hoy, en momentos en que la pandemia afecta a todo el mundo y a todas las industrias, la falta de certezas es mayor que nunca.
Sin duda vivimos en una época sin precedentes respecto de la cantidad de información disponible y la capacidad computacional para procesarla. Como hemos abordado en notas anteriores, la información cumple
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