Los principales obstáculos para la ejecución de la estrategia 

Solemos ver que las organizaciones dedican grandes esfuerzos a la planificación estratégica. Pero a veces es habitual que surjan dificultades a la hora de ejecutarla. Compartimos aquí algunas pautas que, de acuerdo con nuestra experiencia, son útiles para evitar que la estrategia quede guardada en el cajón.

Mucho se ha debatido respecto a los desvíos en los resultados de las estrategias corporativas. En algunos casos, se debe a defectos en el diseño. Sin embargo, la mayor parte de los desvíos son causados por problemas en la ejecución.  

Es clave entender dónde se encuentran las principales fallas para mitigarlas a tiempo y construir planes eficientes. Veamos, a continuación, algunos de los obstáculos más comunes según nuestra experiencia a la hora de ejecutar una estrategia. 

Estructuras organizacionales en forma de silos

Normalmente, los pedidos y los acuerdos suelen ser aceptados dentro de cada área y no entre cada una de ellas. Todos aquellos realizados entre áreas muchas veces pueden ser vistos como luchas de poder, creando desconfianza en los stakeholders involucrados.   

 ¿Qué podemos hacer para solucionarlo? 

  • Realizar un seguimiento transparente y compartido de cada uno de los pedidos efectuados, y de los acuerdos realizados entre dos o más áreas.  
  • Capacitar a los colaboradores para realizar y cumplir con las peticiones, y gestionar correctamente su cadena de acuerdos.  
  • Unificar los pedidos y acuerdos públicamente en una misión general compartida y acordada por todos. 

Bajo compromiso entre los colaboradores 

Con frecuencia, la estrategia corporativa no tiene una conexión directa con las actividades o tareas bajo la responsabilidad de los colaboradores. A su vez, éstos sienten que no pueden renegociar los pedidos de sus superiores y acaban comprometiéndose más de lo que deberían.  

La solución que proponemos es comunicar claramente la estrategia y asegurarse de que todos los miembros de la organización entiendan cómo sus tareas cotidianas contribuyen a ella. Cada colaborador debería tener suficiente autoridad para rechazar o renegociar pedidos que atenten contra la eficiencia operativa de cada área. 

Falta de agilidad 

Muchas veces somos lentos a la hora de capturar las oportunidades emergentes, ya que nuestro foco está puesto en cumplir con los objetivos acordados en las evaluaciones.  

No deberíamos ser evaluados únicamente por los resultados obtenidos, sino también por nuestra capacidad para capturar nuevas oportunidades. 

Algunas prácticas que sugerimos para este fin pueden ser:

  • Otorgar el empowerment necesario a los decisores para que puedan capturar oportunidades emergentes. Por ejemplo, es importante incentivar a los colaboradores para que anticipen discontinuidades en el ambiente del negocio, amenazas y oportunidades en la cadena de valor de la empresa y movimientos de la competencia. Para esto, es clave contar con las capacidades adecuadas para poder analizar el valor de cada oportunidad que se presente, permitiendo así priorizarlas según su impacto y facilidad de implementación en la organización.  
  • Definir un modelo de delegación e ir ajustándolo a lo largo del tiempo, a través del diálogo y la renegociación de los acuerdos, en función de los cambios en las prioridades estratégicas de la compañía. 

Falta de confianza en el management

Cuando hay falta de confianza en la organización, solemos poner en práctica mecanismos de control y seguimiento que obstaculizan la ejecución de la estrategia.  

Para sortear estas barreras, hemos visto que es posible comenzar por una serie de acuerdos pequeños, pero de alto impacto, para construir confianza entre las partes involucradas.

Status quo 

A menudo los altos directivos diseñan estrategias innovadoras, pero la compañía continúa desempeñándose con sus mecanismos habituales.   

Es importante reconocer que todo cambio en la estrategia requiere una nueva serie de acuerdos entre las partes involucradas. Una vez generados los acuerdos para hacer frente a la nueva estrategia, debemos asignar los roles adecuados.  

En definitiva, diseñar una estrategia ganadora es sólo el primer paso. Para que la promesa se concrete, también necesitamos lograr eficacia en la ejecución. Si fallamos en la implementación, difícilmente podamos alcanzar los objetivos organizacionales que nos propusimos con esa estrategia. Para esto, debemos contar con los mecanismos de control necesarios que aseguren el cumplimiento de cada una de las etapas críticas a lo largo de dicho proceso. 

No deberíamos ser evaluados únicamente por los resultados obtenidos, sino también por nuestra capacidad para capturar nuevas oportunidades. 

Diego Dalle Nogare

Artículos Relacionados
El ego también puede ser un aliado

Un estudio realizado por David Marcum y Steven Smith, autores del libro Egonomics, el 51% de los ejecutivos de negocios estimó que el ego le cuesta a su compañía entre »

La nueva gestión en el mundo incierto del petróleo y del gas

En un contexto de alta volatilidad y pocas certezas, las compañías de gas y petróleo deben desarrollar ciertas habilidades que les permitan tanto liderar el cambio como asegurar su éxito »