¿Cómo estirar la sábana? Uso de herramientas de optimización – Parte I

Siempre hay más proyectos por realizar o buenas ideas para ejecutar que recursos para llevarlos adelante. O por no desatender ningún proyecto se consumen recursos valiosos descuidando el largo plazo y poniendo en riesgo el foco de la operación. Ante esta situación, ¿cuál será la mezcla óptima para destinar estos recursos a todas las actividades que la empresa quisiera hacer sin perder el foco del negocio?

El ejecutivo debe decidir cómo asignar tiempos, presupuesto y personas a diferentes proyectos, programas, productos, canales, regiones, filiales o unidades de negocio, de manera de mantener balanceada la operación y obtener los mejores resultados posibles a un menor costo. Este es, precisamente, el desafío de balancear el portafolio.

A través de la aplicación de nuevas metodologías de optimización de portafolios que incluyan una correcta ponderación del riesgo para cada activo, proyecto, canal o producto, se podrá seleccionar la combinación óptima de éstos en función del valor que aportan en conjunto para el negocio.

Encontrar la frontera eficiente (y no conformarse con eso)

Optimizar la asignación de recursos de una empresa significa hallar aquella cartera de proyectos o activos que maximiza el valor representado por, al menos, dos objetivos contrapuestos. Estos dilemas suelen presentarse en pares de objetivos en conflicto: corto plazo versus largo plazo, inversión de capital versus generación de caja, o voluntad de obtener ganancias versus cobertura a determinado nivel de riesgo (o costo).

Para lograr el máximo valor de una cartera, en primer lugar, se deberán encontrar todas las diferentes carteras que, combinando y priorizando diferentes proyectos o activos, generen diferentes resultados. Las carteras que maximizan los resultados para el mismo nivel de riesgo se denominan ‘frontera eficiente de carteras’.

El segundo paso para la optimización de una cartera será intentar llevarla hacia una frontera eficiente. Para esto, se deberán asignar y ponderar óptimamente los activos que la componen. Una vez ubicado el portafolio sobre esta frontera, se intentará lograr la mejor ubicación del portafolio dentro de la frontera.

Si bien la elección del nivel de riesgo deseado será materia de otra decisión propia de la identidad de la empresa, el hecho de comprender el intercambio (trade-off) entre riesgo y resultados nos permitirá explorar las variables claves y desplazarnos, dentro de los límites de eficiencia, hacia el punto que mejor se adecue a la estrategia del negocio y la cultura de la empresa.

Gastón Francese
Socio de Tandem.
gf@tandemsd.com

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